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La formación en valores genera adultez y esta la capacidad de amar
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Urbanity by Manuel Carreño
Audio 1 and 2
Listen to them from Monday to Friday the first and second week
Module 2
Urbanity by Manuel Carreño
Audio 3 and 4
Listen to them from Monday to Friday the first and second week
Thema
To Grow
TO GROW

"Talk to older people without disrespecting them, even if they mistreat you with words" (teachers, neighbors, relatives. Do not do it with strangers).
This activity, performed frequently, can generate anger control, assertiveness, gentleness, self-confidence and security, empathy and awareness of individuality.


Establish dialogue with people older than you. Suggest with respect that they maintain different attitudes regarding their children, the community, teachers, school, care for the environment.

If the reaction is negative and they disrespect you, remain silent and lower your head. The next day, very carefully, communicate your sadness for what happened and, if the conditions are right, suggest that, if they do not respect children and young people, they are causing them to disrespect them, even if you do not do so.

If you are 18 years old or older and someone older than you disrespects you, you don't have to wait until the next day, unless the person is quite upset or if they are your parents. You should wait for them to calm down.

Learn to handle these situations. BE ASSERTIVE. Being assertive is being aware of the rights that correspond to you and those that correspond to others. It means not trying to manipulate others, or allowing anyone to manipulate you.

Assertiveness and empathy prevent antisocial behavior and delinquency.

Read and reflect:
Meekness.
A meek person is benign and gentle. He is not angry. He is peaceful, calm and quiet.



For Your Knowledge:
(Develop self-confidence and security, the ability to act in the world around you, and awareness of individuality.

If you are 18 or older, if you are attending the final course of secondary education, if you are pursuing higher education, or are a graduate of any career, replace the suggestions below with just one:
Read a book of at least 150 pages.
(You can entertain yourself by solving this basic knowledge task)

I
Solve these operations:
Add
235.12
2,845.69
0.12356
12.003,698
1,245.008
125.125698

Solve:
f) 2/3 + ¼ =
g)3/7- 2/5=
h) ½ x ¾ =
i) ½: ¼ =

II
Write these amounts.
F) Three hundred eight
Seven million six hundred eight thousand three.
One thousand two hundred forty million one thousand eight.
Seven hundred thousand two
One million one thousand one.
Four thousand six
Two thousand three hundred forty two.
One billion, six thousand six.
Three billion forty million one hundred thousand one hundred

III
Find the synonyms for:
Teach.
Learn.
Home.

IV
What is Hydrography?

V
What is a Molecule?

VI
On what date is your country's independence celebrated?

Fundación Amigos Del Mundo Incorporada. AMIMUNDO
Programa de Crecimiento Personal.
Módulo 2
Urbanidad de Manuel Carreño.
De los deberes para con nuestros padres.
5ta parte.

En aquella hora suprema, en que ha de dar cuenta al Creador de todas sus acciones, los títulos de un buen hijo aplacarán la justicia divina y le alcanzarán misericordia. Deberes para con la patria, nuestra patria, generalmente hablando, es toda aquella extensión de territorio gobernada por las mismas leyes que rigen en el lugar en que hemos nacido, donde formamos con nuestros conciudadanos una gran sociedad de intereses y sentimientos nacionales.

Cuánto hay de grande, cuánto hay de sublime, lo que se encuentra comprendido en el dulce nombre de patria; y nada nos ofrece el suelo en que vimos la primera luz, que no esté para nosotros acompañado de patéticos recuerdos, y de estímulos a la virtud, al heroísmo y a la gloria.

Las ciudades, los pueblos, los edificios, los campos cultivados, y todos los demás signos y monumentos de la vida social, nos representan a nuestros antepasados y sus esfuerzos generosos por el bienestar y la dicha de su posteridad, la infancia de nuestros padres, los sucesos inocentes y sencillos que forman la pequeña y siempre querida historia de nuestros primeros años, los talentos de nuestras celebridades en las ciencias y en las artes, los magnánimos sacrificios y las proezas de nuestros grandes hombres, los placeres y, en fin, los sufrimientos de una generación que pasó y nos dejó sus hogares, sus riquezas y el ejemplo de sus virtudes.

Los templos, esos lugares santos y venerables, levantados por la piedad y el desprendimiento de nuestros compatriotas, nos traen constantemente el recuerdo de los primeros ruegos y alabanzas que dirigimos al Creador, cuando el celo de nuestros padres nos condujo a ellos por vez primera; contemplando con una emoción indefinible, que también ellos desde niños elevaron allí su alma a Dios y le rindieron culto.

Nuestras familias, nuestros parientes, nuestros amigos, todas las personas que nos vieron nacer, que desde nuestra infancia conocen y aprecian nuestras cualidades, que nos aman y forman con nosotros una comunidad de afectos, goces, penas y esperanzas, todo existe en nuestra patria, todo está en ella reunido; y en ella está vinculado nuestro porvenir y el de cuantos objetos nos son caros en la vida. Después de estas consideraciones, fácil es comprender que a nuestra patria todo lo debemos.

En sus días serenos y bonancibles, en que nos brinda sólo placeres y contento, le manifestaremos nuestro amor guardando fielmente sus leyes y obedeciendo a sus magistrados; prestándonos a servirla en los destinos públicos, donde necesita de nuestras luces y de nuestros desvelos para la administración de los negocios del Estado; contribuyendo con una parte de nuestros bienes al sostenimiento de los empleados que son necesarios para dirigir la sociedad con orden y con provecho de todos, de los ministros del culto, de los hospitales y demás establecimientos de beneficencia donde se asilan los desvalidos y desgraciados; y en general, contribuyendo a todos aquellos objetos que requieren la cooperación de todos los ciudadanos. Pero en los momentos de conflicto, cuando la seguridad pública está amenazada, cuando la patria nos llama en su auxilio, nuestros deberes se aumentan con otros de un orden muy superior.

Entonces, la patria cuenta con todos sus hijos sin limitación y sin reserva: entonces los gratos recuerdos adheridos a nuestro suelo, los sepulcros venerados de nuestros antepasados, los monumentos de sus virtudes, de su grandeza y de su gloria, nuestras esperanzas, nuestras familias indefensas, los ancianos, que fijan en nosotros su mirada impotente y acongojada y nos contemplan como sus salvadores, todo viene entonces a encender en nuestros pechos el fuego sagrado del heroísmo, y a inspirarnos aquella abnegación sublime que conduce al hombre a los peligros y a la inmortalidad.

Nuestro reposo, nuestra fortuna, cuanto poseemos, nuestra vida misma pertenece a la patria en sus angustias, pues nada nos es lícito reservarnos en común conflicto. Muertos nosotros en defensa de la sociedad en que hemos nacido, ahí quedan nuestras queridas familias y tantos inocentes a quienes habremos salvado, en cuyos pechos, inflamados de gratitud, dejaremos un recuerdo imperecedero que se irá transmitiendo de generación en generación. Ahí queda la historia de nuestro país, que inscribirá nuestros nombres en el catálogo de sus bienhechores: ahí queda a nuestros descendientes y a nuestros conciudadanos todos, un noble ejemplo que imitar y que aumentará los recuerdos que hacen tan querido el suelo natal.

Y respecto de nosotros, recibiremos sin duda en el Cielo el premio de nuestro sacrificio; porque nada puede ser más recomendable, ante los ojos de Dios justiciero, que ese sentimiento en extremo generoso y magnánimo, que nos hace preferir la salvación de la patria a nuestra propia existencia.

Fundación Amigos Del Mundo Incorporada. Amimundo.
Programa de Crecimiento Personal.
Módulo 2
Urbanidad de Manuel Carreño.
De los deberes para con nosotros mismos.
1era parte.

Si hemos nacido para amar y adorar a Dios, y para aspirar a más altos destinos que los que nos ofrece esta vida precaria y calamitosa, si obedeciendo los impulsos que recibimos de aquel

Ser infinitamente sabio, origen primitivo de todos los grandes sentimientos, nos debemos también a nuestros semejantes y en especial a nuestros padres, a nuestra familia y a nuestra patria; y si tan graves e imprescindibles son las funciones que nuestro corazón y nuestro espíritu tienen que ejercer para corresponder dignamente a las miras del Creador, es una consecuencia necesaria y evidente que nos encontramos constituidos en el deber de instruirnos, de conservarnos y de moderar nuestras pasiones.

La importancia de estos deberes está implícitamente reconocida en el simple reconocimiento de los demás deberes, los cuales nos sería imposible cumplir si la luz del entendimiento no nos guiase en todas nuestras operaciones, si no cuidásemos de nuestra salud y nos fuese lícito aniquilar nuestra existencia, y si no trabajásemos constantemente en precavernos de la ira, de la venganza, de la ingratitud, y de todos los demás movimientos irregulares a que desgraciadamente está sujeto el corazón humano.

¿Cómo podríamos concebir la grandeza de Dios sin detenernos con una mirada inteligente a contemplar la magnificencia de sus obras, y a admirar en el espectáculo de la naturaleza todos los portentos y maravillas que se ocultan a la ignorancia? Sin ilustrar nuestro entendimiento, sin adquirir, por lo menos, aquellas nociones generales que son la base de todos los conocimientos, y la antorcha que nos ilumina en el sendero de la perfección moral, ¿cuán confusas y oscuras no serían nuestras ideas acera de nuestras relaciones con la Divinidad, de los verdaderos caracteres de la virtud y del vicio, de la estructura y fundamento de las sociedades humanas y de los medios de felicidad con que la Providencia ha favorecido, en este mundo, a sus criaturas?

El hombre ignorante es un ser, esencialmente, limitado en todo lo que mira a las funciones de la vida exterior, y completamente nulo para los goces del alma, cuando replegada está sobre sí misma y a solas con las inspiraciones de la ciencia, medita, reflexiona, rectifica sus ideas y, abandonando el error, causa eficiente de todo mal, entra en posesión de la verdad, que es el principio de todo bien.

La mayor parte de las desgracias que afligen a la humanidad, tienen su origen en la ignorancia; y pocas veces llega un hombre al extremo de la perversidad, sin que, en sus primeros pasos, o en el progreso del vicio, haya sido guiado por ideas erróneas, por principios falsos, o por el desconocimiento absoluto de sus deberes religiosos y sociales.

Grande sería nuestro asombro, y crecería, desde luego, en nosotros el deseo de ilustrarnos, si nos fuese dable averiguar por algún medio, cuántos de esos infelices que han perecido en los patíbulos, hubieran podido llegar a ser, mejor instruidos, hombres virtuosos y ciudadanos útiles a su patria.

La estadística criminal podría, con mayor razón, llamarse entonces la estadística de la ignorancia; y vendríamos a reconocer que el hombre, la obra más querida del Creador, no ha recibido por cierto una organización tan depravada como parece de los desórdenes a que de continuo se entrega, y de las perturbaciones y estragos que estos desórdenes causan en las familias, en las naciones, en el mundo entero.

La ignorancia corrompe con su hálito impuro todas las fuentes de la virtud, todos los sentimientos del corazón, y convierte, muchas veces, en daño del individuo y de la sociedad, las más bellas disposiciones naturales.
Apartándonos del conocimiento de lo verdadero y de lo bueno, y gastando en nosotros todos resortes del sistema sensible, nos entrega a torpes impulsos de la vida material, que es la de los errores y la degradación.

Por el contrario, la ilustración no sólo aprovecha todas las buenas dotes con que hemos nacido, y nos encamina al bien y a la felicidad, sino que iluminando nuestro espíritu, mostrándonos el crimen en toda su enormidad y la virtud en todo su esplendor, endereza nuestras malas inclinaciones, consume en su llama nuestros malos instintos, y conquista para Dios y para la sociedad muchos corazones que, formados en la oscuridad de la ignorancia, hubieran dado frutos de escándalo, de perdición y de ignominia.
Module 2

Read and reflect:
"The ability to learn faster than your competitors is the only sustainable competitive advantage" Arie Degeus.

THEMA
"In competitions of any kind, when you win, do not humiliate your opponent and when you lose, do not break down."
This attitude, repeated frequently in your daily activities, can generate anger control, patience, empathy, wisdom, solidarity, improvement, sacrifice and prudence.


Organize informal competitions in your neighborhood for marbles, basketball (21), hoops, Nintendo, cards, physical skills, etc. Observe your internal reactions when you win and when you lose. Be tenacious, act according to the THEMA.

What happens when you feel cornered and you convince yourself that your reasons are not valid? What happens to you when you feel that others do not want to accept that your criteria are true? And when they accept that they are wrong, what happens to you?

If you are 18 years old or older, organize discussions at home, at school or university, and in your neighborhood about specific events in politics, sports, economics, etc. or about politicians, artists, television programs, famous people, etc. Listen carefully to the opinions of others. Later, present your own.

Read and reflect
Prudence:
It is a human value that makes you judicious, that is, it helps you identify what is good and what is bad. Knowing how to identify what is good and what is bad is the prelude to achieving logical reasoning. Remember that the elements of the higher mind are: perception, judgment, and reasoning.

The dictionary of the Royal Academy of the Language defines prudence as: caution, moderation, good sense, good judgment. It is one of the 4 cardinal virtues that consists of discerning and distinguishing what is good and what is bad in order to follow it or flee from it.

The cardinal virtues are: strength, temperance, prudence, and justice. Find the meaning of each one of them and practice them with your parents, teachers, friends and neighbors.

Read and Reflect:
Patriotism: Love of the homeland.
Homeland: Native or adopted land organized as a nation or country, to which one belongs by emotional, historical or legal ties.

PERSONAL ACTIVITIES
The practice of this activity can generate self-confidence and security, raise self-esteem, the ability to act in the world around you, awareness of individuality, knowledge of the laws of nature.)
Hydroponics tutorial 1 Hydroponics tutorial 2
It is mandatory to choose at least one of these actions. They are activities that will continue over time. They will be the same during the following 10 modules.
1.- Teach an illiterate person to read.
2.- Raise animals to later feed yourself and yours.
3.- Plant fruit trees. Take care of them until they have sufficient development.
4.- Plant and Grow hydroponic products.


GROUP ACTIVITIES
Develops self-confidence and security, raises self-esteem, the ability to create groups of affection and demonstrate creativity, act in the world around you, as well as awareness of individuality, the spirit of service, solidarity, discovering the treasures of nature for your own benefit and that of others.

It is mandatory to choose at least one of these activities. Parents will choose the best place where their children or students will carry them out:
-sports,
-reforestation,
-cultural activities,
-crafts,
-excursions,
-technical courses.

URBANITY
It is desirable for everyone who lives under the same roof to meet in order to read and discuss a paragraph on Urbanity. It would be helpful for your parents to download or buy the "Urbanity Manual" by Manuel Carreño.
Fundación Amigos Del Mundo Inc. AMIMUNDO.
Programa de Crecimiento Personal PROCRECER.
Módulo 2.
Urbanidad de Manuel Carreño.
De los deberes para con nuestros padres.
3era parte.
Si durante nuestra infancia, nuestra niñez y nuestra juventud, trabajaron asiduamente para alimentarmos, vestirnos, educarnos y facilitarnos toda especie de goces inocentes, ellos no se desprenden en nuestra edad madura de la dulce tarea de hacernos bien, recibiendo por el contrario, un placer exquisito en continuar prodigándonos sus beneficios, por más que nuestros elementos personales, que ellos mismos fundieron, nos proporcionen ya los medios de proveer a nuestras necesidades. Nuestros padres son al mismo tiempo nuestros primeros y más sinceros amigos, nuestros naturales consultores, nuestros leales confidentes.

El egoísmo, la envidia, la hipocresía, y todas las demás pasiones tributarias del interés personal, están excluidas de sus relaciones con nosotros; así es que nos ofrecen los frutos de su experiencia y de sus luces, sin reservarnos nada, y sin que podamos jamás recelarnos de que sus consejos vengan envenenados por la perfidia o el engaño.

Las lecciones que han recibido en La escuela de la vida, los descubrimientos que han hecho en las ciencias y en las artes, los secretos útiles que poseen, todo es para nosotros, todo nos lo transmiten, todo lo destinan siempre a la obra predilecta de nuestra felicidad.

Y si los vemos aún, en edad avanzada, trabajar con actividad y con ahínco en la conservación y adelanto de sus propiedades, fácil es comprender que nada los mueve que no sea, el provecho que puedan obtener en favor de una vida que ya van a abandonar: ¡sus hijos! sí, el porvenir de sus queridos hijos, he aquí su generoso móvil, he aquí el estímulo que les da fuerzas en la misma ancianidad.

Si, pues son tantos y de tan elevada esfera los beneficios que recibimos de nuestros padres y su misión es tan sublime y su amor tan grande que nos preguntamos: ¿cuál será la extensión de nuestros deberes para con ellos?

¡Desgraciado de aquel que, al llegar al desarrollo de su razón, no la haya medido ya con la noble y segura escala de la gratitud! Porque a la verdad es que quien que no haya podido comprender para entonces todo lo que debe a sus padres, tampoco habrá comprendido lo que debe a Dios; y para las almas ruines y desagradecidas no hay felicidad posible, ni en esta vida ni en la otra.

La piedad filial es, por otra parte, uno de los sentimientos que más honran y ennoblecen el corazón humano, y que más lo disponen a la práctica de todas las grandes virtudes.

Tan persuadidos vivimos de esta verdad, que para juzgar la índole y el valor moral de la persona que nos importa conocer, desde luego que investigamos su conducta para con sus padres, y si encontramos que ella es buena, ya se despierta en nosotros una fuerte simpatía y un sentimiento profundo de estimación y de benevolencia.

Cuando él amoroso padre va a dar a la hija de su corazón un compañero de su suerte, sus inquietudes se calman y su ánimo se conforta, si en trance tan solemne puede exclamar: ¡Es un buen hijo! Y así compendia y expresa, de la manera más tierna y elocuente, todo lo que hay de grande y de sublime en la piedad filial.


Fundación Amigos Del Mundo Incorporada. Amimundo.
Programa de Crecimiento Personal.
Módulo 2
Urbanidad de Manuel Carreño.
De los deberes para con nuestros padres.
4ta parte.

Debemos, pues, gozarnos en el cumplimiento de los deberes que nos han impuesto para con nuestros padres las leyes divinas y la misma naturaleza. Amarlos, honrarlos, respetarlos y obedecerlos, he aquí estos grandes y sagrados deberes, cuyo sentimiento se desarrolla en nosotros, desde el momento en que podemos darnos cuenta de nuestras percepciones, y aun antes de haber llegado a la edad en que recibimos las inspiraciones de la reflexión y la conciencia.

En todas ocasiones debe sernos, altamente, satisfactorio testificarles nuestro amor con las demostraciones más cordiales y expresivas; pero cuando se encuentran combatidos por la desgracia, cuando el peso de la vejez los abruma y los reduce a ese estado de impotencia en que tanto necesitan de nuestra solicitud y nuestros auxilios, recordemos cuánto les debemos, consideremos qué no harían ellos por aliviarnos y con cuánta bondad sobrellevarían nuestras miserias, y no les reservemos nada en sus necesidades, ni creamos nunca que hemos empleado demasiado sufrimiento en las incomodidades que nos ocasionen sus cansados años.

Este acendrado amor debe naturalmente conducirnos a cubrirlos siempre de honra, contribuyendo, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a su estimación social, y ocultando, cuidadosamente de los extraños, las faltas a que como seres humanos pueden estar sujetos, porque la gloria del hijo es el honor al padre.

Nuestro respeto debe ser profundo e inalterable, sin que podamos jamás permitirnos la más ligera falta que lo profane, aun cuando lleguemos a encontrarlos alguna vez apartados de la senda de la verdad y de la justicia, y aun cuando la desgracia los haya condenado a la demencia, o a cualquier otra situación lamentable que los despoje de la consideración de los demás. Siempre son nuestros padres, y a nosotros no nos toca otra cosa que compadecerlos, llorar sus miserias, y colmarlos de atenciones delicadas y de contemplaciones.

Y respecto de nuestra obediencia, ella no debe reconocer otros límites que los de la razón y la moral; debiendo hacerles nuestras observaciones de una manera dulce y respetuosa, siempre que una dura necesidad nos obligue a separarnos de sus preceptos. Pero guardémonos de constituirnos inconsiderada y abusivamente en jueces de estos preceptos, los cuales serán rara vez de tal naturaleza que, puedan justificar nuestra resistencia, sobre todo en nuestros primeros años, en que sería torpe desacato el creernos capaces de juzgar.

Hállase, en fin, comprendido en los deberes de que tratamos, el respeto a nuestros mayores, especialmente a aquellos a quienes la venerable senectud acerca ya al término de la vida y les da derecho a las más rendidas y obsequiosas atenciones.

También están aquí comprendidas nuestras obligaciones para con nuestros maestros, a quienes debemos arriar obediencia y respeto, como delegados que son de nuestros padres en el augusto ministerio de ilustrar nuestro espíritu y formar nuestro corazón en el honor y la virtud.

Si en medio de la capacidad y la indolencia de nuestros primeros años, podemos a veces desconocer todo lo que debemos a nuestros maestros, y cuánta influencia ejercen sus paternales desvelos en nuestros futuros destinos, el corazón debe volver a ellos en la efusión de la más pura gratitud, y rendirles todos los homenajes que le son debidos, desde que somos capaces de distinguir los rasgos que caracterizan a nuestros verdaderos amigos y bienhechores.

¡Cuán venturosos días debe esperar sobre la tierra el hijo amoroso y obediente, el que ha honrado a los autores de su existencia, el que los ha socorrido en el infortunio, el que los ha confortado en su ancianidad!

Los placeres del mundo serán para él siempre puros como en la mañana de la vida.  En la adversidad encontrará los consuelos de la buena conciencia, y aquella fortaleza que desarma las iras de la fortuna, y nada habrá para él más sereno y tranquilo que la hora de la muerte, seguro como está de haber hecho el camino de la eternidad a la sombra de las bendiciones de sus padres.
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